En estos días podemos admirar como cada gota de agua que cae en Nogales, su pantano la deja escapar, debido a que en estos momentos está al límite de su capacidad.
Es un verdadero espectáculo no sólo la caída libre del agua en la presa, sino también ver como todo el curso de la rivera rememora tiempos pasados.
La entrada a Migalinda está junto al margen derecho de la rivera de Nogales, justo en frente de unas ruinas de un puente centenario. En estos días el río estaba desbordado por el agua que suelta el pantano y apenas quedaba camino para poder acceder.